domingo, 13 de mayo de 2007

Aquaman

Un querido socio de la Biblioteca, más partidario de llevarse los libros a domicilio que de sentarse en la Sala de Lectura, estuvo el sábado renovando el carnet y, como de costumbre, Betty le ofreció un cafecito con el evidente deseo de que la charla le hiciera más llevadera la guardia de fin de semana.
Lejos de todas las previsiones, el muchacho se despachó con la angustia que le producía la prueba (teórica y práctica) a la que iba a someterse para cumplir con su sueño de formar parte de la Selección Nacional de Hockey bajo el Agua. Conciente de su tarea, Betty tardó apenas un minuto en traer de los anaqueles el Reglamento correspondiente y sumarlo a la lista de préstamos del día.
Un rato después nos enterábamos de que los jugadores suben por turnos para tomar aire con su snorkel y que siguen viendo el partido desde arriba, y de que cada uno tiene una zona definida de juego, y de que hay equipos mixtos.
Betty y yo nos quedamos charlando hasta tarde, sin decidirnos acerca de si se trataba de un deporte solitario o grupal, recordando el silencio estridente que se escucha bajo el agua y la distancia que siempre es más grande con esa masa líquida de por medio.
Y también pensamos, creo yo, que de vez en cuando está bueno salir y tomar aire, y tener perspectiva pero seguir listos para sumergirse de nuevo.
Lo que no sabemos, aunque Betty sugirió algunas opciones, es qué tipo de anfibio es el árbitro y dónde se sienta el público.

21 comentarios:

cuti dijo...

Se nota que no leyeron el reglamento. Por suerte entre los lectores de este blop hay un federado: yo. El árbitro en realidad son tres: uno que está siempre fuera del agua y dos que van subiendo y bajando alternativamente. Una especie de Santísima Trinidad Arbitral.

El problema real, sí, es el público. O mejor dicho su ausencia: no hay.

Marta Paste dijo...

Que el árbol/tronco del árbitro no lo haga perder el bosque.
POr otro lado, lo lindo para mí es que se queden ahí, como pececitos muertos, mirando para abajo. Así me sentí cuando me puse un snorkel.
Si se juega en un acuario solucionamos lo del público.

cuti dijo...

"Que el árbol/tronco del árbitro no lo haga perder el bosque.": es la historia de mi vida.

cuti dijo...

Ah, muy bien puesto el link.

Manón dijo...

no me imagino una actividad en equipo bajo el agua.
será que cuando me sumerjo en la pileta es para ensimismarme, olvidarme de un afuera, se apodera de mi un nado autista, un dejarme mecer por el medio líquido y el silencio que describe marta.
el silencio o los sonidos deformados, lejanos, enrarecidos.
definitivamente la experiencia acuática es sumamente regresiva y cuando el choque con un otro que viene nadando en sentido contrario y se desvía me saca de esa burbuja, me fastidio al extremo.

pobre socio, toda situación de exámen es angustiante, ansiógena,
me imagino que Betty le habrá recomendado una lectura relajante y distractiva.

le dejo un beso, Martita,
qué frío hace!
calefaccionen bien la sala de lectura.
ah! lo del cafecito, qué detalle!

Marta Paste dijo...

Sr. Cuti:
Está bien, le presto la frase y le agradezco que se haya fijado en mi pericia para los links.

El dilema árbol/bosque es solo cuestión de perspectiva. Y la perspectiva se cambia cuando el observador cambia de posición, o mira el bosque a otra hora del día, etc. La cuestión es que no lo agarre la noche en el bosque jugando a fondo y figura. ;-)

Marta Paste dijo...

Querida Manón, la experiencia acuática tiene para mí ese mismo ensimismamiento. Y ni que hablar de "hacer la plancha": el sol que te enceguece y los oídos metidos ahí. Justo al revés de estar como pececitos muertos, pero lindo también.
Aunque siempre me da eso de "no sé qué hay debajo de mí"

France Assist dijo...

http://www.efdeportes.com/efd46/peron.htm

Marta Paste dijo...

Crimi: Usted no puede tratar de inculcar la doctrina a toda costa. He leído el artículo de pe a pa y no dice nada del hockey bajo el agua. Hechos, no palabras.

France Assist dijo...

Marta Paste Sontag:
Como hecho, lo que se dice hecho, sólo puedo decirle que desde hace tres días me levanto y lo primero que digo es "Buen día tostada". Así, a lo Alfano.

France Assist dijo...

Quiero compartir con los asociados a la Biblioteca este genial espacio:
http://susanaylorna.blogspot.com/

Nada más.

Marta Paste dijo...

Crimi: No sé, me sentí por un rato como Matías Ale. Así que me dio miedo y volví a ser yo.
Y después entré a la dirección que usted envió y quise dejar de ser algo más pero ya no sé ni qué.

Marta Paste dijo...

Resulta que una se mata haciendo de este blog un lugar más bonito, con todas las dificultades que eso implica y la única que me lo reconoce es Betty. Pero está bien; mi trabajo es persistente y no espera recompensa. Estoy acá haciendo la plancha mientras juegan con los palitos abajo del agua, sin ver la perspectiva general.

Manón dijo...

¿cómo es eso de que nadie se lo reconoce?
eh?
la sala de lectura de la biblioteca es un lugar de encuentro, de intercambios, de socialización, y bueno, los socios andamos como pancho por su casa...
¿le dije qué lindo detalle lo del cafecito?
pero ¿qué anda pasando, martita?
¿porqué está tan sensible?

Marta Paste dijo...

Mi querida Manoncita/mamá Criollita, me refería a que pude finalmente (soy medio lenta)poner una lista de socios de la BPMP y una foto de los mismos, y cambiar la palabra "comments", etc. Pero lo mío era un reclamo lanzado al éter.
Usted tiene razón. Siempre ha elogiado la Sala de lectura
Un abrazo

Manón dijo...

aaahhh...
qué linda mesa de entradas, no había reparado en ese detalle, disculpe, martita mi distracción.
es que llego tan ansiosa por arribar a la sala de lectura que pasé de largo.

cada tanto hay que hermosear la casa, haré lo propio.

Anónimo dijo...

¡Ah! Recuerdo mis días en la piscina, viendo flotar a mis compañeras de hockey. Los trajes, tan bonitos, los había donado la fundación Eva Perón y tenían un monograma bordado con el perfil del famoso rodete. Creo que es hora de retomar este tierno deporte: la ingravidez acuática disimula todo lo que está caído. Ya me veo con los pechos mirando hacia Dios, el que mora Arriba.

Los saluda muy atte.
Menéndez

Marta Paste dijo...

Y Dios mirando sus pechos, Srita. Menéndez. Qué imagen.
No se ofenda, pero me parece que el agua no da taaaanta ingravidez.
Me hubiera enncantado ver esos uniformes y además me imagino del el/los árbitros: en zunga y descamisado.
Mi más cordiales salutaciones.

Anónimo dijo...

Siempre que veo a la selección nacional de Jockey Bajo el Agua llegar a la pileta donde voy ocasionalmente a nadar me impresiona ese aplomo que caracteriza a sus integrantes (supongo que ese aplomo es en parte el que les permite mantenerse tan cerca del fondo durante un tiempo tan prolongado). Uno podría esperar que la cosa se prestara a broma, que las chicas y muchachos de la selección encarnaran su rol con cierta autoconciencia de los ribetes ridículos de la situación.
Nada más alejado de la realidad. Los integrantes de la selección nacional de Jockey Bajo el Agua son verdaderos mártires de la representación: ellos no sólo representan a nuestro país –a todos nosotros, a tantos que desconocen su existencia- ante un mundo no menos ignorante de su esforzada misión. Representan también la llama viva de ese deporte, su público, su hinchada, su arbitraje. Sólo ellos saben –sólo a ellos les importa, dirán algunos- lo que sucede bajo las aguas. Ellos deben, al mismo tiempo que realizan las hazañas submarinas más memorables (son, no lo olvidemos, los mejores, los grandes) resguardarlas en su memoria, a la espera de un pueblo ingrato que se demora en entregarles su apoyo. No hay arbitro posible del jockey bajo el agua, porque no hay ley dada de ese juego, no hay “gran Otro” que les diga –y si se los dijera, ¿cómo podrían oírlo?- qué deben hacer, qué es lo correcto y qué no. También en eso, los jugadores están solos, con su responsabilidad inaudita a cuestas, que los reenvía una y otra vez al fondo de la pileta. Tal vez por eso el momento en el que salen a tomar aire es tan violento, tan intenso que, para el que sabe apreciarlo, en él está condensado, en él se expresa, todo lo que está ocurriendo bajo las aguas.
En sus conversaciones de vestuario, que escucho mientras me seco concienzudamente entre los dedos de los pies, los prohombres de la selección –mientras sus cuerpos exhaustos guardan en el bolso extraños objetos cuya función sólo ellos conocen- hablan del futuro, llenos de esperanza. Sueñan un tiempo mejor, un tiempo de campeonatos del mundo con siete u ocho selecciones participantes, con sponsors, con público y admiradoras. Habrá un día, se dicen entre ellos, en que llegue el árbitro que se sumerja con nosotros bajo las aguas, y nos acompañe en la tarea. Ese día ya no estaremos tan solos, ya no nos sentiremos como una amarga, arrastrada sombra, se dicen entre ellos mientras se palmean las espaldas, dobladas por el peso de la Historia, y se encaminan hacia la salida, adonde nadie los aguarda.


(Marthita: Me gusta mucho lo que escribiste, y no dejo de admirar tu destreza con las nuevas tecnologías. Perdón si mi comentario quedó un poco largo, todavía no manejo bien el género, es mi primera vez.)

Marta Paste dijo...

Querido Sr. Peller:
No estoy segura de a qué Martha Con Hache dirige su último paréntesis. Es una confusión típica, pero como verá la Biblioteca Popular lleva el nombre de Marta Paste, así como suena.
Más allá de eso, es un alegrón recibirlo por estos lares. Bienvenido.
Y quiero decirle que, a pesar de que es extenso, su comentario ha calado fuerte en mi corazón popular y tiene (cómo le diré) un tono peronista, de descamisado que a usted le cuadra muy bien y que algunos lectores sabrán apreciar.
Acerca del árbitro, le recomiendo que lea el primer comment y que se arreglen con el Sr. Cutipaste.
La tensión está dada entre la árida verdad del Reglamento o la épica ficcional del Hockey.
(Ahora que lo pienso, el problema entre nosotros es la H)
Un abrazo

Manón dijo...

estoy impresionada con la descripción intimista de mr.peller,
de hecho, la primera vez que supe acerca de tan noble y desconocida actividad fue en este mismísimo post.
me imaginé los integrates saliendo a tomar aire en un espasmo entre doloroso y placentero,
se me ocurrió que en cada juego se están jugando sus vidas,
que las suspenden durante esos minutos sin tiempo, sin aire, sin gravedad y sin afuera que dura cada jugada.

les dejo mis cariños y me voy a tomar un cafecito con Betty, está tan callada últimamente...