Preocupadas como estuvimos con Betty por acomodarnos a un nuevo sistema de carga de datos, fue muy difícil para ambas tratar de mantener la comunicación con nuestros socios. Y aunque además de eso pusimos una centralita nueva para distribuir los llamados en los dos internos que cada una atiende con dedicación en escritorios lindantes, ninguna de estas innovaciones nos hizo más sencilla la vida.
Mientras charlábamos sobre la ilusión de que lo nuevo es mejor, apareció por la puerta principal de la Sala de Lectura un antiguo socio a quien nos costó reconocer debajo del montgomery vintage y los anteojos de sol. El muchacho excesivamente serio que durante varias temporadas se había llevado en préstamo, sin prisa y sin pausa, la obra completa de todos los poetas latinos, caminaba ahora hacia nosotros con aire de catwalk y solicitaba, sin un atisbo de duda, “lo último de Franzen”.
Mientras Betty buscaba sin éxito en los anaqueles, seguí haciendo el listado con los dos internos para pegar en cada uno de los escritorios y traté de encontrar detrás de los vidrios espejados alguna huella del joven demasiado maduro que una vez había conocido y que sin dudas seguía ahí.
Después me acordé de la vez en que Betty se tiñó el pelo y tardé tres segundos en reconocerla sentada en Las Violetas, y de cuando volví a besar a Alcides simplemente porque no lo reconocí en una fiesta de disfraces, y de la vez en que María Luisa se comprometió con el referencista que la había engañado simplemente porque habían renegociado algo que solo ellos podían entender, y de la charla confesional que tuve con una bibliotecaria de Rawson a la que conocí por tres horas.
Al rato Betty volvió con la respuesta lógica de que no teníamos ese volumen, pero diciendo que si él quería podíamos cambiarle la foto del carnet, para que se pareciera más a sí mismo. Calculo que con el cutter en la mano se sentía más segura acerca de cómo ordenar lo nuevo y lo viejo. El muchacho, sin embargo, no andaba con fotos carnet encima y prometió volver al otro día para la renovación, aunque todavía no tuvimos noticias suyas.
Mientras charlábamos sobre la ilusión de que lo nuevo es mejor, apareció por la puerta principal de la Sala de Lectura un antiguo socio a quien nos costó reconocer debajo del montgomery vintage y los anteojos de sol. El muchacho excesivamente serio que durante varias temporadas se había llevado en préstamo, sin prisa y sin pausa, la obra completa de todos los poetas latinos, caminaba ahora hacia nosotros con aire de catwalk y solicitaba, sin un atisbo de duda, “lo último de Franzen”.
Mientras Betty buscaba sin éxito en los anaqueles, seguí haciendo el listado con los dos internos para pegar en cada uno de los escritorios y traté de encontrar detrás de los vidrios espejados alguna huella del joven demasiado maduro que una vez había conocido y que sin dudas seguía ahí.
Después me acordé de la vez en que Betty se tiñó el pelo y tardé tres segundos en reconocerla sentada en Las Violetas, y de cuando volví a besar a Alcides simplemente porque no lo reconocí en una fiesta de disfraces, y de la vez en que María Luisa se comprometió con el referencista que la había engañado simplemente porque habían renegociado algo que solo ellos podían entender, y de la charla confesional que tuve con una bibliotecaria de Rawson a la que conocí por tres horas.
Al rato Betty volvió con la respuesta lógica de que no teníamos ese volumen, pero diciendo que si él quería podíamos cambiarle la foto del carnet, para que se pareciera más a sí mismo. Calculo que con el cutter en la mano se sentía más segura acerca de cómo ordenar lo nuevo y lo viejo. El muchacho, sin embargo, no andaba con fotos carnet encima y prometió volver al otro día para la renovación, aunque todavía no tuvimos noticias suyas.
15 comentarios:
Se puso de moda nuevamente Lalo Franzen?... entonces es verdad que todo vuelve... que lo parió, voy a ver si recupero en algun baúl viejo mis fotos autografiadas de Nicky Jones y Yoli Land
¿el del montgomery vintage es un amigo nuevo?
querida marta: es así como ud. dice, uno siempre se esta encontrando con las mismas personas (no se si para bien o para mal, pero parece que es así).
saludos.
Estimado Shot: Sí, se puso de moda y con el tema "Las correcciones" en versión regui.
Si no encuentra el material que busca, acá en la biblioteca tenemos el diario original del día en que se casaron Palito y Evangelina.
Angus: De eso se trata Angus, de una pregunta que no puedo contestar. ¿Es nuevo o viejo? ¿Y qué quiere decir eso en todo caso?
Querida p.:es así, pero también con otras, pero uno inventa otra cosa, también, si puede.
Hola, Martite, no sé si esto es coincidencia o no, pero esta mañana me debatía entre dos citas de Marcelo Percia para postear junto a una canción y decidí quedarme con una de ellas.
Ahora entro a la biblioteca y me encuentro con este texto maravilloso y se me ocurre (quizás por capricho) que nada mejor que la otra cita que quedó encerrada en el libro para aquellos a quienes conocemos o creemos conocer, así que, la libero aquí:
"El otro es participado. El otro participa de algo que no está únicamente en él. El otro es amado, es odiado, es idealizado, es imaginado, es proyectado. El amor, el odio, el ideal, la imaginación, el proyecto van hasta el otro para participarlo. Y esta invitación se adelanta a que él mismo llegue como otro no participado. En este sentido, el otro es un invitado. A quien no se deja venir tal como es. Y se lo espera llegar tal como se lo llama."
(hoy tal vez, sea una de esas socias que simplemente, se queda por horas en la sala de lectura, sumergida en algún libro que me preste un poco de vuelo).
Querida Manoneta, gracias por el texto y por lo que dice. Quedesé todo lo que quiera, que ya le hacemos el tecito y la estufa está al máximo. Acá hay una silla acolchada.
Abrazo
manón siempre encuentra citas perfectas. gracias .creo que era algo así lo que quería decir en mi comentario.
gracias, pdepau!
pero sí, debe ser casualidad, ya que por estos días, ando atravesada por esas cuestiones.
un abrazo paste.
EStimada Marta:
leer su texto y el de Manon me ha hecho reflexionar sobre cuanto hay de cierto en como son los otros, cuanto nosotros vemos o queremos ver en los otros y si en realidad, no es mas que la voluntad y el deseo de que los otros sean como nosotros queremos que sean.
Que ahora su "viejo" socio sea en realidad casi un "nuevo" socio con estilo Sony ha puesto a Betty en un lugar incomodo. Entonces, agradezcamos que el cutter estaba cerca. Es bueno tener nuestro propio cutter cerca porque muchas veces(a veces mas de las necesarias)nos cruzamos siempre con las mismas personas.
Sigo sim poder hacer mas comentarios sobre la auditoria...todavia.
Sera que no entendi nada de todo esto? Las ciencias duras no nos preparan para estos temas
Estimado auditor jefe:
Usted entendió tanto como había que entender. Lo "viejo" que se hace "nuevo" sin nuestro consentimiento, y también cuando no hubiéramos querido esa clase de novedad, nos pone, por decirlo, suavemente, incómodos.
En general no tenemos cutter a mano, pero el impulso de Betty es comprensible. Y finalmente, aunque uno no salga inmune, las fotos se acomodan.
Abrazo y esperamos sus comentarios de la auditoría.
Muchas veces lo "viejo" que se hace "nuevo" llega de la forma mas dura e inesperada. Afortunadamente, en la mayoria de las ocasiones, hay una bibliotecaria cerca (con cutter o no) que nos ayuda a buscar en la estanteria el libro que necesitamos para soportar la situacion. Y como siempre, los otros no son lo que creiamos o esperabamos.
Y leyéndola me impresiona tanta pasión en lo que hacen Ud y Betty...
La bibliotecaria, como usted sabe, es un 24 hs. Solo una corrección, no siempre los otrso no son lo que creíamos o esperábamos. Algunas veces lo son, y eso es una felicidad, o en todo caso son diferentes pero diferentes mejor, vió.
Hay que creer en eso, digo.
Estimadísimo Walter, veo que su delicadeza lo hace notar la pasión que Betty y yo ponemos en todo, pero todo, lo que hacemos. Imaginesé, Waltercito, imaginesé.
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